Mientras esperaba tu llegada

El tiempo pasó... no sé cuanto... esa clase de tiempo no sale en los relojes...

Escena 1 – Interior - Tren – Campo - Tarde.

(Sobre negro)

El sonido de un tren distante aumenta su intensidad mezclándose con un fuerte viento.

El cielo de la tarde se vuelve distante sobre el campo cubierto de niebla. La desolación del paisaje parece enmudecer el andar del vagón. Él, recostado sobre el asiento derruído, parpadea con su ojo izquierdo cerca del marco de la ventana. Inclina su cabeza y busca encontrar una posición donde mirar con un sólo ojo. Clava su mirada sobre el verde húmedo de unos árboles que parecen entra por la ventana, acariciando su rostro.

En el interior del vagón los cuerpos de los pasajeros permanecen inmóviles por el frío que desparrama velos azules sobre sus ropas, el ambiente se tiñe cargado de olvido. La quietud del ambiente se vuelve agobiante mientras afuera el rocío impregna los pastos de parcelas descuidadas que parecen no tener dueño.

El vagón cargado de humo avanza impasible sobre el campo, a lo lejos pequeñas casas de choza descansan junto a algún árbol que las decora en la distancia. Las vías de los rieles cortan el terreno acumulando tierra húmeda en los márgenes del camino.

El sonido de una explosión cubre el ambiente. El tren comienza a chirriar agudamente.

Un sonido fugaz como la explosión de un rayo sobresalta a los pasajeros que comienzan a inquietarse. El tren se detiene lentamente generando un chirrido que perturba la mirada de él mientras se inclina sobre el suelo para mirar debajo de sus piernas. Los pies de los demás generan constantes tacones, se rozan, algunos se levantan. El murmullo mezcla las bocanadas de aire frío que salen de las bocas de los pasajeros, con la niebla que se filtra por las ventanas que empiezan a abrirse intermitentemente. Tras unos segundos de quietud aparente, la gente circula por el largo pasillo que cruza el vagón.

Él permanece impaciente sobre el asiento con sus hombros erguidos y su cabeza separada de la ventana como intentando alejarse de la proximidad de un cuerpo. Un hombre vestido con saco azul de lana y sombrero permanece inmóvil a su costado. Se estira lentamente y levanta su cabeza inclinándola hacia él. Sus miradas se encuentran y el hombre asiente con la cabeza en un gesto muy contenido. Él apoya su mano sobre la ventana y se rasca sus pelos enmarañados por la humedad.

La quietud vuelve a apoderarse del ambiente. Los cuerpos de los pasajeros reposan otra vez sobre los asientos.

Las hojas de los árboles vuelven a tomar presencia

EL

Permiso

HOMBRE

¿Dónde va hombre?

EL

Me voy a bajar acá.

El hombre lo mira sorprendido y permanece en silencio.